Hace unos días, durante la charla de Patricia Fernández Carrelo en EBE, titulada «Web Social en el interior de las organizaciones«, me pareció interesante tuitear una idea que expuso: las empresas 2.0 deben estar integradas por personas 2.0, a lo que José Salgado, aka @tatxe me respondió: error de base, las personas ya son 2.0. Otra cosa es que la tecnología no esté a su altura, una afirmación con la que no estoy en absoluto de acuerdo.
Para empezar, no creo que el problema sea tecnológico. La tecnología está ahí para usarla o abandonarla. Hay tecnologías excelentes que no han acabado de cuajar por múltiples razones y otras menos acabadas que, por una causas u otras, las han usado millones de personas.
Donde está la x de la ecuación es donde siempre: en las personas. Y aquí entramos en el debate que realmente me interesa: ¿Hay personas 2.0? ¿necesitan las empresas empleados 2.0? ¿son necesarias personas 2.0? y, sobretodo, de ser así, ¿estamos preparados para las empresas del siglo XXI, sean denominadas 2.0 o como quiera que acaben categorizándose?
Mi experiencia me lleva a varias reflexiones al respecto:
- En el terreno empresarial hace falta un gran cambio no tanto en lo referente a las estructuras sino en la mentalidad, en algo tan profundo como la cultura empresarial. De nada sirve hablar de apertura, transparencia, el valor de las personas, flexibilidad horaria,… cuando a las primeras de cambio todo se centra en la cuenta de resultados, que no digo que no sea importante (es básico) sino que no es el único elemento a valorar. Aún así, creo que hay ya empresas que están preparadas (o preparándose) para funcionar como debe funcionar una empresa del siglo XXI. Y creo que uno de los problemas que se están encontrando es que no encuentran personas preparadas para esa filosofía porque…
- Hay muchas, muchas personas a las que les da miedo las ideas que van detrás del 2.0. Lo he discutido muchas veces con amigos. Y es que es bastante más fácil pensar en la empresa como en ese organismo que es un MAL necesario. Lo que me parece más triste es que haya personas (muchas, muchas) que desperdicien un tercio de su vida en un lugar que no les gusta y con personas a las que no consideran de los suyos. Su punto de vista es el que me contaban esta mañana en una reunión: dos señoras hablando en la frutería y una de ellas le dice a la otra: «con lo preparada que está mi hija y no le dan un trabajo». La sensación es que alguien debe hacer algo para darme un trabajo que es obligatorio que me den. Quizá haya llegado el momento de pensar en cada uno de nosotros como una empresa. Sé que esto será considerado una herejía por algunos, aquellos que achacan de todos los males «al empresario» sin darse cuenta que los comerciantes, los profesionales liberales, los agricultores… son, también, empresarios. Y que esa idea no es algo nuevo. De hecho, salvo en un periodo de menos de 200 años (los referentes a la era industrial) muchas personas han sido dueñas del trabajo en el que se desempeñaban. Y me remito a agricultores, ganaderos, artesanos y un largo etcétera de profesiones largamente ejercidas.
- Pero llegamos a la reflexión que creo más interesante: Lo que se necesitan no son empleados 2.0 ni personas 2.0. Son necesarias personas que se adapten a un nuevo modelo de sociedad que estamos construyendo. Personas que interioricen las 3 COs: Colaborar – Cooperar – Compartir. Es difícil para la mayoría. De hecho, a mi me pasa muchas veces que tengo que parar y reflexionar para evitar caer en estereotipos aprendidos que no van a ningún lado… Quizá lo que haga falta es que el ser humano evolucione al homo-sharing, la gran r-evolución pendiente, que no tiene que ver sólo con tecnología.
Por cierto, para terminar os dejo dos presentaciones:
- una sobre reclutamiento 2.0 que me curré hace poco más de un par de años para un evento en el que coincidí con Alfonso Alcántara @yoriento. Algo debió interesar a los asistentes cuando, en el debate, nos pasamos hora y media del horario previsto :-)
- otra que el mismo Alfonso acaba de publicar y que tiene mucho que ver con algunas de mis reflexiones.