Esta es la noche de la ilusión. Muchos niños de todo el mundo esperan con ansiedad la llegada de los Reyes Magos. Carrozas, desfiles, caramelos,… son parte de una jornada en la que la ilusión compite en minutos en los telediarios con las habituales noticias derrotistas.
Lo triste es que sólo unos días después esos mismos niños tienen que volver a unas aulas castradoras de ilusiones. Y sus padres a unos trabajos en los que es más importante calentar la silla de 9 a 5 que ser realmente productivos. O estar ilusionados.
¿Por qué no planteamos un índice de la ilusión que forme parte de los baremos que midan la salud de una sociedad? Algo que tenga que ver con el índice del planeta feliz que mide el desarrollo de los países con base en la expectativa de vida, la percepción subjetiva de felicidad y la huella ecológica.
Igual, de esta manera, la ilusión infantil del 5 de enero durara algo más que hasta el 6 de enero por la mañana.