Cada vez estoy más convencido que si queremos aprender cómo va a evolucionar este incipiente mundo de los medios y redes sociales lo más importante es estar en contacto con las personas que los usan pero no a nivel profesional sino por hobby, por gusto o por lo que les apetezca. De esta manera romperíamos con uno de los graves problemas que veo en mi día a día: una endogamia que no es beneficiosa para nadie.
Esto viene a cuento de una situación común para todos nosotros: la celebración de un cumpleaños en familia. Tengo la suerte de pertenecer a una familia numerosa que todavía suele practicar la sana costumbre de reunirse en torno a una mesa con motivo de cualquier asunto a celebrar.
En estos eventos es cuando he ido viendo la evolución de la adopción de internet, las herramientas digitales y las redes sociales por parte de los diferentes componentes de mi familia. Es curioso pasar de una situación en la que todos te miran con la misma cara que las vacas al tren a los momentos actuales en los que cada día soy yo quien más aprende de los más jóvenes ante la cara de estupor y las constantes preguntas de los adultos.
Y ayer se produjo una situación que me ha hecho pararme a pensar y tratar de hacer un análisis que, al menos, me ayude a entender algunas cosas que están pasando y que desmontan las sesudas discusiones a las que estamos abonados sobre si Twitter es difícil de entender por las personas «normales», si Google + no lo usa nadie o si el salto normal de los jóvenes es pasar de Tuenti a Facebook, algo que seguro que os suena a muchos.
La cuestión es que casi la mitad de la mesa eran tuiteros (con todo lo que conlleva el palabro) y la mayoría de ellos aún están por debajo de los 18 años. Esto que, a simple vista, parece una tontería no me lo parece tanto, sobretodo porque dice muy a las claras que el salto de los jóvenes se está produciendo de Tuenti, donde todavía están fundamentalmente para compartir fotos, a Twitter, que utilizan como un gran chat en abierto y que les mola sobretodo porque tienen la sensación de poder estar en contacto directo con sus referentes (deportistas, músicos, actores,..) y porque les da esa apertura que no les da Tuenti (y que era lo que sus responsables siempre han identificado como uno de sus valores).
Esta situación me ha llevado a analizar qué redes son las que se usan en mi familia, y repito que este ejercicio no quiere ser extrapolado pero a mí me sirve como aprendizaje. Y me salieron los siguientes datos de uso:
- Tuenti: 7
- Twitter: 6
- Facebook: 7 (pero 2 cuentas están casi abandonadas)
- Whatsapp: 14
No he querido entrar en Instragams, Pinterests y demás redes porque todavía su uso sí que es residual. Lo interesante es que estos datos me llevan a una serie de ideas/conclusiones que en realidad son puntos de inicio a explorar:
- El entorno móvil se está comiendo a los ordenadores de sobremesa e, incluso, a los portátiles. Y aquí es donde se está produciendo la verdadera revolución social.
- La potencia con la que Whatsapp ha entrado en nuestras vidas no es lo suficientemente valorada. He de decir en este caso que soy de los que menos usa esta herramienta que ha sido adoptada incluso por aquellos que no quieren saber nada de otras redes como Facebook o Twitter.
- Los chavales prefieren la rapidez de twitter para usarlo casi como chat. Su problema es que todavía no están acostumbrados a las interfaces móviles que deben mejorar y mucho y ahí es donde Tuenti sigue con ventaja. Por lo que he visto, usan Tuenti para compartir fotos y Twitter para estar en contacto «público».
- Facebook tiene varios problemas. Para los adultos que lo han probado ha perdido ese impacto inicial de novedad y recuperación de amistades y se está convirtiendo en un «estorbo». Y, por otro lado, los jóvenes no acaban de entenderlo, algo que me resulta curioso pero que he escuchado muchas veces en los últimos meses.
- Es frustrante comprobar que con la gran cantidad de medios y redes sociales, algunos de los cuales se reflejan en el Prisma de la Conversación de Brian Solís y Jess3 que abre este post, el 99% del esfuerzo se concentra en 4 o 5 espacios sociales. Parece que todavía nos queda por hacer una transición mental a los que nacimos en la época de los mass media.
- Sólo una de las personas que estaba en la mesa, el de mayor edad, no utiliza ninguna red social.
- Para terminar, no puedo olvidar el otro gran vencedor de esta batalla: YouTube. Todos son asiduos de esta gran ventana audiovisual al mundo. De hecho, la más joven, que no llega a los 10 años, ve en la pantalla de televisión familiar más vídeos de YouTube que programas de lo que conocemos como la televisión convencional, una tendencia que es probable que aumente en los próximos años.
Otro día hablaré del impacto que está teniendo la propagación de millones de mensajes con faltas ortográficas entre toda la población, un debate que también surgió ayer durante la sobremesa… pero eso será otro día.
Por cierto, yo sigo siendo de Twitter. Y tú, ¿de quién eres?